Esta tarde pensé en rendirme. Y también pensé en todo lo contrario.
Nombrar la duda también es una forma de avanzar.
Esta fue la vista con la que la ciudad protagonista de mi infancia me recibió.
Un atardecer inesperado, sereno, casi cinematográfico. Me senté a mirar el mar sin saber que, en cuestión de minutos, mi cabeza iba a llenarse de preguntas que llevaba años evitando.
He pensado en rendirme. Últimamente lo he contemplado mucho. Tal vez estoy forzando algo que no está destinado a ser, me digo. Tal vez esto no es para mí. Tal vez no nací para ser escritora. Tal vez estoy forzando algo que no está destinado a ser, me digo.
O tal vez solo me estoy poniendo excusas para no perseguir mi sueño. Tal vez me estoy saboteando. Tal vez no quiero enfrentar el miedo de intentarlo y fallar. Tal vez me da más miedo el fracaso que la renuncia. Tal vez quiero quedarme en la comodidad de no fracasar.
Cuesta reconocer si estás siendo valiente o si simplemente estás golpeando una puerta que nunca se va a abrir. Concluyo, entonces, que, a veces, querer algo con pasión puede parecerse mucho a un capricho.
He pasado años soñando con ser escritora. Años escribiendo sin dejar que mis escritos vean la luz. “Todavía no están listos”, le decía a mi hermano cuando me pedía leer algo mío. Pasaba los días lamentándome por no ser lo suficientemente buena. ¿Quién lo es?
Hasta que alguien que me quiso mucho me dijo:
“No me preocupa lo que haces para cumplir tu sueño. Me preocupa todo lo que no haces.”
Y ese fue el fin.
El fin del miedo, de los mil escenarios catastróficos en mi mente, de la interminable lista de excusas que me sabía de memoria.
Y fue también el inicio.
El inicio de mi verdadero intento. El último. El más honesto.
Hoy sé que no tengo todas las respuestas.
Tal vez no estoy destinada a lo que imaginé. O tal vez sí. No lo sé todavía. Y supongo que está bien no saber. Después de todo, aquí estoy. Haciéndolo.
Supongo que, a veces, nombrar la duda también es una forma de avanzar.
Y esa, por ahora, es mi victoria.
Estoy en la misma que vos, pero no exactamente con escribir
Nombrar la duda es empoderamiento y libertad. Cuando te rendis a no saber nada, estas abierta a todo